Cuando el colectivo Artitadetó se trasladó en el mes de Noviembre de 2008 a la ciudad de
Florencia para realizar una de sus acciones en dicha ciudad italiana, decidió volar desde Girona con
una compañía de vuelo “low cost”.
El viaje de ida transcurrió con absoluta normalidad, pero el de vuelta, el cual partía de
la ciudad de Pisa sufrió algunos inconvenientes.
Al llegar a las puertas de embarque, nos dicen que no podemos pasar hasta que nuestros
bolsos de mano, cámaras de foto o video o cualquier otra cosa que llevemos deben estar
dentro del equipaje de mano.
-Pues muy bien, guardemos todo entonces- el equipo Artitadetó decidió guardar todo dentro de las maletas
de mano, el cual tenía espacio de sobra para poner estas pequeñas cosas.
A lo que el personal de esta empresa de bajo coste (o del aeropuerto, según ellos) respondió que
ahora las maletas tendrían que entrar en un cubículo que se encontraba en la entrada antes de
pasar a los scanners, si no entraban deberíamos pagar el importe correspondiente, donde estaba entonces
el significado de “low cost”....
Claramente, en el cubículo no entraban asi que mirándonos atónitas decidimos rápidamente
solucionar el problema sin mayores traspiés. Abrimos las maletas y comenzamos a
sacar toda nuestra ropa para ponernos las prendas unas sobre otras. Los otros pasajeros
que no se animaron a proceder de la misma forma tuvieron que recurrir a la manera drástica de este tipo
de compañías de solucionar todo: pagando.
Dos pantalones, varios abrigos, ropa interior en los bolsillos, pijamas de bufandas y calcetines
en los huecos de las capuchas. Todo esto acompañado de algunas risas que alteraron al personal
policial, al punto de solicitar el pasaporte para averiguación de no sabemos qué.
Cerramos las maletas, entraron en los cubículos y preguntamos: -así está bien?
-Sí, así está bien. Respondió la persona que no nos dejaba pasar hasta entonces, y nos dejó pasar uno
a uno, dispersándonos para que no podamos ayudarnos el uno al otro.
-¿Pero si al final pasamos con todo?- Nos preguntábamos en la sala de embarque.
Y así encontramos una solución: lo que necesitamos es un abrigo-maleta, para
poder ponernos todo encima y viajar tranquilamente sin pagar recargos insólitos ni tener ningún inconveniente
con el personal.
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