La homologación de las fronteras conceptuales -la pensée unique- se presenta como una clausura que cada vez hace más difícil una verdadera cultura del proyecto, atenta a la complejidad de la nueva situación del mundo. No se trata sólo de situarse en el conflicto entre la racionalidad de la técnica normativa, en sus diferentes usos y aplicaciones, frente a la a-racionalidad de lo privado y de las formas idiosincráticas. Es necesario ir más allá y volver a pensar el espacio del hombre emergente. (Francisco Jarauta)